Debemos remontarnos hasta el siglo XIII para poder llegar al origen más primitivo de la que hoy conocemos como la hamburguesa.
Los famosos jinetes nómadas, los Tártaros, que se movían entre Asia y Europa Oriental, invadiendo todo aquello que estaba a su alcance, solían comer carne molida y cruda, la famosa “Carne Tártara”.
Cuando se expandieron por la zona del báltico, allí los lugareños aderezaron esta carne con pimienta, sal y cebolla.
Pasados unos siglos, la ciudad alemana de Hamburgo, en el siglo XVIII se había convertido en el puerto más importante de Europa. Los comerciantes germanos que iban al Báltico conocieron este “delicado manjar” y le tomaron gusto al alimento.
Al regresar a Hamburgo, poco a poco la fueron introduciendo hasta que los cocineros de esta ciudad empezaron a modificarla, por ejemplo, añadiendo huevo crudo. Y vino el toque definitivo. Se cocinó por primera vez, lo que hizo que su sabor mejorara.
Y fue también desde Hamburgo cómo llego a Norteamérica. La mayoría de inmigrantes alemanes que partían hacia el “paraíso” en el siglo XIX, salían del puerto germano. Y evidentemente entre sus enseres trajeron la carne molida, que tanto éxito tenía en su ciudad.
En EEUU se conoció esta carne ya cocinada, como hemos comentado, como Carne al estilo Hamburgo.
Los inmigrantes alemanes que estaban en las zonas portuarias norteamericanas empezaron a vender esta “carne al estilo Hamburgo”.
Y poco a poco fue llegando hasta los restaurantes. El documento más antiguo que atestigua que ya se servía en algún restaurante es de 1834, una carta del “Restaurant Delmonico’s“.
Pero claro, esta Carne al Estilo Hamburgo, con las variedades comentadas desde la famosa “Carne Tártara” no era todavía la hamburguesa que podemos comer hoy en día.
A mediados del XIX, con el gran crecimiento industrial que se produjo en EEUU, la mano de obra inmigrante debía comer algo rápido para no perder tiempo ni dinero. No podían ir a comer a su casa y debían tomar algo rápido. Y aparecieron los precursores de los ahora famosos “Fast Food’s”.
Carros de caballos se instalaban cerca de las fábricas y ofrecían hamburguesas a los inmigrantes.
El origen exacto de la hamburguesa que hoy conocemos no está del todo claro. Hay muchas versiones.
Una de las más ciertas parece ser que su origen está en Seymour, en Winconsin, en 1885. Charlie Nagreen, un crío de tan sólo 15 años, trabajaba en una Feria. Claro, los clientes querían comer mientras paseaban por las instalaciones. Y es cuando nuestro pequeño Charlie se le ocurrió que para poder comer cómodamente la carne lo mejor sería ponerla entre pan. Y la llamó “hamburguesa”.
Hay otras leyendas. Sea como sea, en la Feria Mundial de St. Louis, de 1904, la hamburguesa ya era todo un éxito.
En 1916 apareció la primera cadena de hamburguesas, “White Castle”. En 1921 ya tenía cuatro locales. Pocos años después, más de cien.
Y así hasta nuestros días donde las cadenas de hamburguesa copan todas las ciudades del mundo. También sabemos que cada vez se critica más este tipo de comida, pero hay que recordar que todo en exceso es malo.
Como decían los antiguos griegos, “Nada en exceso”.
Fuente: historiacocina.com
Imagen de sergiolemus27
Saludos
Espero que cuando te pases por los madriles, nos avises...
28. Mayo 2010 en 2:26 pm
Verdaderamente es curioso cómo es historia de alimentos que nos parecen tan modernos como la hamburguesa